Escuchas a tu cuerpo y decides actuar en solitario, ¿Para qué seguir las indicaciones de un mecanismo evolutivo desfasado? Tu verdadero tú emerge enérgico de entre las aguas estancadas por la confusión. Eliges crecimiento y progreso sobre retroceso y empeoramiento. Avanzas seguro de ti mismo cual guerrero caminando con paso firme entre las líneas enemigas. Das un paso, dos pasos; abres la puerta. Tampoco era para tanto.